Por Israel Pérez Santiago de Querétaro, Querétaro. (Agencia Informativa Conacyt).- Cecilia Pérez Zárate es una estudiante de la carrera de nanotecnología en la Universidad Tecnológica de Querétaro (Uteq). Su interés por investigar e innovar le ha representado superar numerosos retos tanto en lo académico como en lo familiar y social, en especial por los estigmas todavía existentes en México que llegan a limitar la integración de las mujeres en el desarrollo de ciencia y tecnología
En el marco del Día Internacional de la Mujer, Pérez Zárate compartió sus experiencias a la Agencia Informativa Conacyt, y expuso su inquietud por generar un cambio de paradigma que permita a las mujeres una mayor inserción en los ámbitos científicos y tecnológicos en todos los niveles.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cómo se generó tu interés por la ciencia y la tecnología?
Cecilia Pérez Zárate (CPZ): Estudié el bachillerato técnico en puericultura en el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios 118; mi idea era después entrar a medicina, pero una maestra de matemáticas me dejó la inquietud de estudiar una ingeniería. Fue cuando conocí la carrera de nanotecnología y me llamó mucho la atención porque es interdisciplinaria, puedes innovar, desarrollar tecnología, participar en proyectos nacionales e internacionales y, sobre todo, te da la posibilidad de ofrecer alternativas para solucionar problemas; todo eso me llamó mucho la atención.
Cuando le compartí a mi familia que quería estudiar nanotecnología me dijeron: “¡Te vas a morir de hambre!”. Por ser mujer y por tradición familiar, me trataron de convencer de que estudiara para maestra, afortunadamente mi papá me apoyó en todo momento y me impulsó a dedicarme a lo que yo quisiera. Aun así era complicado, porque al resto de mi familia le parecía extraño que buscara ser ingeniera, por ese prejuicio que se tiene todavía de que las ingenierías son carreras “para hombres”.
AIC: En ese contexto, ¿cómo ha sido tu desarrollo en la carrera?
CPZ: Tuve la oportunidad de asistir al Verano de Física Avanzada del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) donde conocí al doctor Rafael Baquero, que nos habló acerca de la superconductividad y su relación con la nanotecnología; fue ahí cuando me enamoré de mi carrera y de la investigación.
En segundo cuatrimestre me integré con un grupo de estudiantes para desarrollar un proyecto de celdas fotovoltaicas, participando en la convocatoria de Jóvenes Talentosdel Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para poder atraer recursos. Lo que queríamos lograr era imprimir, mediante métodos comunes como el láser o inyección de tinta, celdas fotovoltaicas flexibles fabricadas con pigmentos naturales (provenientes de la zarzamora, frambuesas y betabeles), con el fin de desarrollar un dispositivo que se pudiera adherir a los teléfonos celulares para sustituir el trinitrotolueno.
Siempre he buscado profundizar mis conocimientos, asistiendo a congresos e involucrándome directamente con desarrolladores de tecnología, como los doctores Minerva Robles Agudo, que es una catedrática Conacyt en la Uteq, e Ignacio Rojas Rodríguez, con ellos pude trabajar en un proyecto en el área de materiales con el que se desarrolló una mesa para radiometría térmica, que se trabajó junto con el Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Gracias a ese proyecto tuve la oportunidad de hacer mi estadía en el extranjero, en el Ivy Tech Community College que está ubicado en Indiana, Estados Unidos, donde estuve cuatro meses, para realizar pruebas tipo Charpy a diferentes temperaturas en acero y conocer la transición del material a diferentes temperaturas. Esa fue solo una pequeña parte de la investigación.
AIC: De acuerdo con el contexto que nos mencionaste, ¿cómo tomó tu familia la noticia de que ibas a viajar al extranjero?
CPZ: Cuando le informé a la familia mi inquietud de irme al extranjero no estuvieron muy de acuerdo pero, nuevamente, mi papá me apoyó, como siempre en todas mis decisiones. Mis abuelos aseguraban que por ser mujer no debía viajar sola y mucho menos a otro país; había una resistencia de su parte por dejarme ir que incluso me hizo dudar en el último momento y me generó cierto temor, pero logré superarlo.
Llegando allá me di cuenta que estaba sola y que así debía enfrentar cosas, como el choque cultural y la interacción con personas de diferentes países. Yo me fui de México con otros compañeros, puros hombres, lo que en un principio resultó complicado porque en el entorno tradicional son los hombres los que viajan al extranjero a estudiar y no las mujeres, pero afortunadamente nos adaptamos muy bien. Allá me di cuenta también que en otros países es más común la mentalidad de que las mujeres se involucren en el trabajo científico y buscan que te adaptes lo más rápido posible para que no te deprimas, porque han visto que eso es algo muy común en las mujeres mexicanas, principalmente por el tradicional apego que tienen al hogar.
Tras mi regreso a México me integré a la Uteq en la Dirección de Innovación y Desarrollo Tecnológico (Didet). Actualmente trabajo en una propuesta para organizar un concurso de ciencias que genere proyectos para que estudiantes de nivel básico, medio superior y superior participen en la ExpoCiencias Bajío.
AIC: Con tu experiencia personal y profesional, ¿qué crees se debe hacer para promover la inserción de las mujeres en la ciencia y tecnología?
CPZ: En México es necesario que se implementen proyectos y programas enfocados en el nivel básico, incluso desde preescolar, para generar un cambio de paradigma y en la mentalidad, sobre todo de las niñas, para generarles el interés por la ciencia y tecnología y que busquen impactar en su entorno. La inserción de las mujeres en la ciencia debe ser una pauta para el desarrollo en nuestro país. Tenemos la misma capacidad que los hombres para realizar proyectos e innovar.
También es importante que las mujeres por sí mismas rompan sus propios paradigmas; podemos combinar la profesión científica con aspectos personales como el matrimonio o la maternidad; cuesta trabajo porque se rompen estructuras, pero desde el momento en que decides estudiar un área del conocimiento, donde de entrada no se cumple con los estándares sociales, te planteas un nuevo reto.
Es cierto que los ambientes culturales y socioeconómicos influyen, pero querer es poder; si una persona tiene bien claros sus objetivos, los va a cumplir. A futuro yo me visualizo en un posdoctorado en el extranjero, y después, terminando esa etapa, tener familia para consolidar un nuevo pilar en mi vida. También he tratado de fomentar que las jóvenes de mi entorno se interesen en convocatorias que les permitan vivir esa experiencia. Lo he visto con mis primas más pequeñas, que al verme ya se interesan en estudiar y viajar al extranjero, donde todavía se observa el estigma de que el mexicano solo come tacos y toma alcohol, y que las mujeres mexicanas solo están en su casa, haciendo los tacos y teniendo hijos.
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