Fue
una líder obrera nacida en Bello- Antioquia en 1886. Dirigió la primera
huelga de mujeres trabajadoras de industrial textil a inicios del S. XX en
Colombia. Sobre su vida se encuentran pocas referencias, pero se sabe que, a
pesar de no haber accedido a educación formal, sabía leer y escribir. Esto
muestra que, cuando las mujeres acceden a ciertas condiciones favorables pueden
alcanzar protagonismo público y dirigir acciones importantes para la vida
social, política y económica.
Contexto.
A inicios del S. XX,
la naciente industria manufacturera en Colombia tenía como centro al
departamento de Antioquia, donde se empleaban mujeres y niños como mano de obra
barata, según el modelo establecido a partir de la Revolución Industrial en
Europa un siglo atrás.
En 1907 fue el
comienzo de la historia de la industria con la creación de las primeras
empresas de tejidos: Fábrica de Hilados y Tejidos El Hato
(Fabricato-Tejicondor), Compañía de Tejidos de Bello, Tejidos Medida, Fábrica
de Tejidos Hernández y Compañía Colombiana de Tejidos (Coltejer). En 1920 las mujeres,
que por cierto no tenían derecho al voto, eran la mayor proporción de mano de
obra fabril y, por ejemplo, en plantas textiles del Valle de Aburrá
representaban el 79% de la fuerza laboral.
Las mujeres
participantes de la Huelga contra la Fábrica de Tejidos de Bello eran católicas
practicantes, dirigidas por el Patronato obrero de la Iglesia Católica, el cual
daba hospedaje, alimentos y alimentación a mujeres y niñas del campo para su
ingreso a las industrias y la Policía de Fábricas, en el marco del proyecto desarrollado en 1918 con tres
objetivos: moralidad, higiene y protección de derechos de patronos y obreros. Se
concluye que la principal causa de la huelga fueron las terribles condiciones
laborales de las mujeres allí contratadas, quienes en defensa de su dignidad
decidieron iniciar la primera huelga obrera de mujeres del país.
“La historia dice que
entre 1919 y 1920 hubo en Colombia 33 paros de trabajadores que buscaban
mejorar sus condiciones laborales. Pero eran paros desorganizados, más cercanos
a la asonada y el motín, porque para entonces el sindicalismo apenas se estaba
formando. Los paros más sonados fueron los de los artesanos de Bogotá, los
mineros de Segovia, los ferroviarios del Magdalena, y los sastres y zapateros
de Medellín, Caldas, Manizales y Bucaramanga. O sea todas protagonizados por
hombres, porque era inconcebible un paro de mujeres”. (Tomado de “Crónica de
los días en que 400 obreras al mando de Bestabé Espinal realizaron la primera
huelga obrera en Bello, Antuioquia” Por Ricardo Aricapa, 7 de mayo de 2013)
Condiciones
de las obreras en la Fábrica de Tejidos de Bello.
Las
principales causas de la huelga fueron los casos de abuso sexual; las multas por llegar tarde, por equivocarse en
la labor y por enfermarse; una jornada entre 12 y 14 horas diarias; las pésimas
condiciones físicas de los galpones de trabajo; la obligación de asistir
descalzas; las requisas indignantes a la salida de la fábrica y el trato
denigrante por parte de algunos guardianes.
La
Huelga.
El 13 de febrero de 1920, el diario antioqueño El
Correo Liberal destacaba en un titular de primera página, una huelga que se
había declarado en la fábrica de Tejidos de Bello.
El
12 de febrero de 1920, 400 obreras de la Fábrica de Tejidos de Bello subsidiaria de la Compañía
Antioqueña de Tejidos, declararon la huelga por las condiciones antes señaladas,
reclamando condiciones dignas de trabajo, aumento de salario y el despido de
los guardianes abusadores con su condición de mujeres. A la cabeza de la
huelga, estuvo Bestabé, acompañada por Trina Tamayo, Adelina
González, Carmen Agudelo y Teresa Piedrahíta.
Duró 21 días, durante los cuales se
ganaron la simpatía de los medios y de la sociedad antioqueña, que conformaron
un Comité de Solidaridad que recogió víveres y una importante suma de dinero en
apoyo a la causa de las trabajadoras. En el diario “El Espectador” de la época
se leía: “Honor a esos cientos
de mujercitas que han tenido la locura galante y fértil de confrontar la
resistencia y furia del capital, sin más equipaje que una buena porción de
rebelión y dignidad… Cómo no secundarlas si son heraldos de una provechosa
transformación social, si pueden ser las primeras víctimas ineludibles de toda
revolución que se inicia”. Y en otra crónica se describió el ambiente festivo
que se vivía en torno a la fábrica de Bello, donde se veía “cuadros pintorescos
de grandes grupos de obreras y obreros que cantan, bailan, juegan y dan vivas a
la huelga, mientras los policías que vigilan están tan desocupados como ellos”.
La
huelga dirigida por Betsabé Espinel fue un acontecimiento de gran importancia,
no solo en el contexto de la vida política de Antioquia sino de toda Colombia, cuando
la mujer no contaba ni siquiera con el derecho al voto y ni siquiera estaba
reglamentado el contrato laboral ni el derecho laboral colectivo.
Logros
e impactos de la huelga.
Finalmente
la empresa accedió a negociar con las huelguistas quienes lograron abordar todas
las peticiones presentadas a la empresa, a saber:
Aumento
del 40% del salario.
Regulación del sistema
de multas.
Jornada laboral de 10
horas y más tiempo para el almuerzo.
Permiso para ir
calzadas a la fábrica.
Despido del “acosador”
Velásquez y los dos odiados administradores.
Reivindicación del
papel y la dignidad de la mujer.
Hubo un reconocimiento
popular a estas valientes mujeres, quienes fueron recibidas por una multitud de
3 mil personas que las acompañaron en el trayecto y se hicieron varios
homenajes a Bestabé Espinel y demás líderes de la protesta.
Paralelamente
a la huelga de Bello se iniciaron 3 huelgas de paileros, carpinteros y braceros
en Barranquilla. En Bogotá, otros
grupos de mujeres se inspiraron en la hazaña, para adelantar sus propios
movimientos, como el de las capacheras y las telefonistas.
También al ejemplo de
las huelguistas de Bello se debe el paro que en 1929 protagonizaron 186 obreras
de la fábrica Rosellón, en Envigado, para protestar por la rebaja de salarios y
para exigir la destitución de algunos administradores abusivos.
Nota 1. Ya que hay una discusión con
su apellido, en el Colectivo, nos casamos con el nombre Betsabé Espinel a pesar
de que es mayormente conocida como Bestabé Espinal.
Nota
2. La distracción de las potencias en la primera guerra mundial favoreció el
surgimiento de industria nacional vinculando a las mujeres como obreras
asalariadas.
Con la lucha de mujeres humildes como las que vemos en el blog, es que las mujeres se han emancipado y ayudado a sus hombres a igualar la carga que debemos soportar los trabajadores del mundo. NO MÁS DESIGUALDAD DE GÉNERO.
ResponderEliminarpodria copiar la biografia de betsabe es para motivos educativos en mi colectivo .gracias
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